En 2016, buscando alejarnos de la ciudad y disfrutar del verde del campo los fines de semana, encontramos una casa en la zona rural de Tabio. Es una tierrita en la vereda salitre alto a 3.050 metros sobre el nivel del mar, dentro de una reserva forestal. Al llegar allá, notamos que, aunque había un bosque nativo, una quebrada y mucha tierra, no había flores, ni árboles frutales. Lo primero que hicimos para sentir que la finca era realmente nuestra fue buscar un nombre… ahí es donde entraron Bruno (un Beagle obstinado y voluntarioso) y Ulises (Un criollo rescatado, agradecido y que quería encajar). Como verán, la mejor opción para unos amantes de los animales fue unir las primeras silabas de sus nombres y así nace Villa Bruli.
Volviendo al tema de las flores y los frutos, empezamos a investigar la causa y hablando con vecinos y navegando un poco en Internet, una de las causas era la ausencia de polinizadores naturales (abejas, mariposas, colibríes, etc.), lo que nos dio la idea de montar una colmenita con abejas y así de paso ayudar con la sostenibilidad ambiental y la preservación de la especie viva más importante del planeta (según los expertos ). Pero como las abejitas no son tan dóciles y tienen mucho carácter (pican durísimo), el siguiente paso fue hacer un curso de Apicultura para aprender a manejarlas y cuidarlas, de tal forma que pudieran convivir con nosotros y nuestros hijos perrunos en armonía. A Ulises le ganó la curiosidad y las abejitas le enseñaron a mantener la distancia (una picadita y listo) y Bruno nos acompañó desde el Cielo en esta nueva etapa.
Ya entrados en gastos y con la colmena creciendo, abrimos más espacio y pronto fueron dos colmenas. Poco a poco nacieron las flores y los árboles empezaron a dar frutos. Las condiciones de flora en una Reserva Forestal, incentivaron aún más la población y nos llevaron a que a finales del 2019 ya contáramos con 6 colmenas en Villa Bruli. En el 2020 motivados por la escasez de oferta de miel pura y polen, aprendimos como hacer las colmenas productivas (siempre respetando el bienestar de las abejitas y la sostenibilidad del ambiente). Allí oficialmente nace el apiario Villa Bruli incorporando a la imagen del logo la presencia negra y bella de la nueva integrante perruna de la familia, Emma (Adoptada, mal geniada y toda una diva).
Con la pandemia, el emprendimiento se potencializó, gracias a las propiedades medicinales y de resistencia a los gérmenes (sobre todo de la gripa) que contienen productos como la miel y el polen. Como en la finca, no hay cama pa ’ tanta abeja, nuestro siguiente paso fue buscar 2 terrenos más dentro de la reserva, mejorando el ecosistema y proveyendo una fuente de ingreso a los campesinos del municipio.
Y ahí vamos…